
Desde el momento que un Ser elige nuestro vientre, se traza un vínculo sagrado de Amor. Más allá de que sea consciente o no para nosotr@s, más allá de lo que ocurra en adelante, existe un vínculo de Almas que nos une. Nuestros caminos quedan entrelazados para siempre. Nosotr@s lo hemos elegido como hij@, él/ella nos ha elegido como padres. Como Almas, hemos elegido caminar junt@s. Algo cambia ineludiblemente en nosotr@s aunque a veces sea de forma imperceptible. Se nos abre una puerta a explorar una nueva dimensión de nosotr@s que, muchas veces, no podíamos ni imaginar. Una Vida se gesta en nuestro interior. Un Ser Vivo late en nuestro vientre y nos recuerda la conexión con La Vida. Nos abre la puerta a tomar consciencia de la Verdadera Dimensión de la Vida. Para. Respira. Siente...¿Recuerdas escuchar el primer latido, sentir el primer movimiento? Se materializó esa conexión y todo un torrente de sensaciones y emociones pueden abrirse. Muchas veces esa intensidad, desborda, asusta. Otras, nuestro Ser se descubre sintiendo emociones insospechadas hasta entonces. A veces, nos quedamos paralizadas, sin saber qué sentimos... Pero nuestro corazón sabe. Sabe en lo más profundo que estamos en contacto con La Vida y el Ser que nos acompaña nos toca el corazón... ... para Siempre.
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